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Más allá del acoso, formas “sutiles” de violencia laboral contra las mujeres

En el entorno laboral actual, es fundamental no solo reconocer el acoso directo, sino también identificar las formas más sutiles de violencia que pueden afectar el desarrollo profesional de las mujeres. Un artículo reciente de Blanca Juárez, titulado "Más allá del acoso, formas 'sutiles' de violencia laboral contra las mujeres", me hizo reflexionar sobre las dinámicas que a menudo pasan desapercibidas, pero que son igualmente dañinas. Este artículo resalta la importancia de visibilizar estas conductas y tomar acción. Hoy quiero compartir algunos aprendizajes que me llevé de esta lectura y algunas recomendaciones que considero importantes para fomentar un entorno laboral más justo y equitativo. 


  • En muchos entornos laborales, ciertas conductas que constituyen violencia simbólica se han normalizado tanto que pasan desapercibidas y no se identifican como agresiones. Por ejemplo, cuando un equipo de trabajo se habitúa a un estilo de comunicación rudo o brusco, puede convertirse en una excusa para deslegitimar las aportaciones de las mujeres, diciendo cosas como "así se habla aquí" o "no te lo tomes a mal". Es importante que tanto los líderes como los miembros del equipo cuestionen y transformen estas normas culturales.  

  • La formación sobre masculinidades, género, sesgos de género entre otros no es una solución de una sola vez. Para lograr un cambio real y duradero en la cultura laboral, es necesario un compromiso continuo con la capacitación y el diálogo. Las empresas deben implementar programas regulares que fomenten la sensibilización y el aprendizaje continuo, de modo que todos los colaboradores puedan reflexionar sobre sus comportamientos y actitudes. 

  • Un estudio realizado por Grow Género y Trabajo en 2022 muestra que, después de brindar ejemplos concretos de violencia simbólica a un grupo de personas, el 66% de las mujeres y el 61% de las personas no binarias identificó haber vivido alguna. Mientras que el 29% de los hombres dijo haberla experimentado.  

  • Involucrar a los hombres en las formaciones entorno a estas temáticas es fundamental. No se trata solo de empoderar a las mujeres, sino de educar a todos sobre cómo sus acciones pueden impactar la dinámica laboral. Los hombres pueden ser aliados clave en la lucha contra la violencia simbólica al cuestionar sus propias conductas y apoyar a sus colegas. 

  • El humor puede influir en la dinámica de un equipo, pero su uso requiere atención. Cuando se usa inapropiadamente, puede convertirse en una forma de violencia simbólica. Por ejemplo, bromas que refuercen estereotipos de género, como insinuar que las mujeres son menos competentes en áreas técnicas, trivializan su profesionalismo y pueden afectar su autoestima. 


La violencia simbólica en el entorno laboral es una herida silenciosa que menoscaba la confianza y el potencial de las mujeres. Cada interacción y decisión que tomamos tiene el potencial de fortalecer o socavar la confianza y la colaboración en nuestros equipos. Fomentar un diálogo crítico sobre nuestras prácticas y comportamientos es esencial para transformar la percepción de la violencia simbólica, y así, garantizar que cada voz sea escuchada y valorada. Este esfuerzo colectivo no solo mejora el bienestar de los colaboradores, sino que también impulsa el rendimiento y la sostenibilidad de las organizaciones. La responsabilidad de este cambio recae en todos nosotros, y es un paso vital hacia un futuro laboral más justo y humano. ¿Qué acciones concretas estás dispuesto a tomar para reducir la violencia simbólica en tu entorno laboral? 

 

 

 
 
 

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