El Acantilado de Cristal: Más Allá del Techo de Cristal
- Karina Ruilova
- 25 mar
- 2 Min. de lectura
En los últimos días, he estado reflexionando sobre cómo las mujeres y las minorías enfrentan barreras invisibles una vez que rompen el techo de cristal. Al leer el artículo Acantilado de cristal: lo que hay más allá del techo, escrito por Rafael San Román Rodríguez para Ifeel Humanising Growth, el artículo toca un punto sensible “acantilado de cristal”, donde las mujeres, al romper el techo de cristal y acceder a posiciones de poder, se encuentran con obstáculos invisibles que las colocan al borde del fracaso.
Este concepto, creado por Michelle Ryan, describe cómo las mujeres llegan a los puestos de poder principalmente en momentos de crisis. Pero lo que no se menciona tanto es lo que realmente sucede después de esa llegada: las expectativas desmesuradas, la presión adicional y las consecuencias que enfrentan cuando los resultados no son los esperados. Reflexionando sobre todo esto, me surgen varias lecciones clave que me gustaría compartir.
Lo primero que me quedó claro es que las mujeres no solo rompen el techo de cristal, sino que también se enfrentan a un entorno de liderazgo mucho más complejo. Cuando una mujer asume un cargo en medio de una crisis, no tiene la oportunidad de demostrar su capacidad en condiciones normales, lo que limita sus posibilidades de éxito. Las organizaciones deben pensar en cómo ofrecen esas oportunidades sin hacer que el liderazgo femenino sea solo una solución a los problemas ya existentes.
Las mujeres en posiciones de poder a menudo son juzgadas más duramente que sus colegas hombres, especialmente cuando se encuentran en situaciones de crisis. La lección aquí es clara, las evaluaciones del desempeño deben ser contextuales, considerando las circunstancias que llevaron a la mujer a asumir el rol y los desafíos específicos que enfrenta. No se trata solo de resultados, sino también de la capacidad de navegar por circunstancias complejas y de hacer cambios en un entorno hostil.
Alcanzar posiciones de liderazgo no es suficiente; lo que las mujeres realmente necesitan son condiciones de equidad para desempeñarse a su máximo potencial. Esto implica cambiar la cultura organizacional, donde el liderazgo femenino se vea como una oportunidad genuina, no como una respuesta a una crisis. Las organizaciones que invierten en mujeres líderes deben también estar dispuestas a apoyarlas y proporcionarles los recursos necesarios para tener éxito.
Si bien los problemas del acantilado de cristal son evidentes, también lo es la necesidad de cambiar las estructuras internas de las organizaciones. No se trata solo de la presencia de mujeres en posiciones de liderazgo, sino de cómo esas mujeres pueden ser apoyadas en su crecimiento. Las organizaciones deben ser conscientes de que sus estructuras y procesos pueden perpetuar estas barreras invisibles. Es hora de cuestionar esas estructuras y abrir la puerta a nuevas formas de liderazgo.
¿Cómo podemos crear entornos donde el liderazgo femenino no solo sea aceptado, sino también apoyado y potenciado? ¿Qué cambios debemos hacer para que el ascenso de las mujeres sea una verdadera oportunidad y no solo una respuesta a la crisis?
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