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DEI no es solo género: cómo ampliar la mirada y construir espacios más humanos y sostenibles

  • Foto del escritor: Karina Ruilova
    Karina Ruilova
  • 3 sept
  • 2 Min. de lectura

Muchas veces, cuando se menciona DEI en una empresa o en una conversación, lo primero que se piensa es en mujeres. A veces se resume todo el concepto a paridad de género, mujeres en liderazgo o capacitaciones sobre sesgos. Y si bien ese enfoque ha sido fundamental para visibilizar desigualdades históricas, lo cierto es que DEI va mucho más allá.


¿Qué es Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI)?


  • Diversidad: reconocer y valorar las múltiples diferencias que existen entre las personas: edad, género, etnia, orientación sexual, discapacidad, origen socioeconómico, religión, nacionalidad, entre otras.

  • Equidad: ofrecer recursos y oportunidades de manera justa, entendiendo que no todas las personas parten del mismo lugar ni tienen las mismas condiciones.

  • Inclusión: crear entornos donde todas las personas se sientan valoradas, respetadas y con posibilidad real de participar y aportar.


El género es una parte de la diversidad, pero no lo es todo. El enfoque de género ha sido uno de los más trabajados en el ámbito empresarial, y con justa razón. Sin embargo, cuando toda la conversación sobre DEI se reduce a temas de género, se corre el riesgo de invisibilizar otras formas de exclusión que también necesitan atención.

Algunos ejemplos de dimensiones de la diversidad que suelen quedar fuera:


  • Personas con discapacidad

  • Personas LGBTIQ+

  • Diversidad generacional

  • Diversidad cultural y de nacionalidad

  • Condiciones socioeconómicas


Una política que se centra exclusivamente en género puede terminar siendo parcial e incluso excluyente, dejando fuera a gran parte del talento que forma parte de nuestras organizaciones.


¿Cómo empezar a ampliar la mirada en tu empresa?

Algunas acciones concretas que pueden marcar la diferencia son:


  • Revisar datos desagregados: ¿A quiénes no estamos viendo en nuestras métricas?

  • Escuchar otras voces: No asumir que un solo grupo vive exclusión. Cada experiencia cuenta.

  • Incluir diversidad en todas las etapas: desde el reclutamiento hasta el desarrollo de liderazgo.

  • Hablar de DEI de forma abierta y honesta: sin juicios ni culpabilizaciones, con disposición a aprender.


En la práctica profesional, durante mucho tiempo se creyó que trabajar por la equidad de género era suficiente para decir que una organización estaba comprometida con la diversidad. Pero al escuchar otras voces, historias y necesidades, comprendimos que, para lograr un cambio profundo y sostenible, debíamos mirar más allá.


👉🏽 ¿Y tú? ¿A quién podrías estar dejando fuera sin darte cuenta?

 
 
 

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