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Más allá del adiós: Cómo hacer que la jubilación sea un momento humano y valioso en la empresa

  • Foto del escritor: Karina Ruilova
    Karina Ruilova
  • 15 oct
  • 2 Min. de lectura

Cada día nos esforzamos por atraer y desarrollar talento diverso en nuestras organizaciones, asegurándonos de que cada persona pueda crecer, aportar y sentirse valorada. Pero, ¿qué pasa cuando un colaborador está en los últimos años de su carrera o próximo a jubilarse? ¿Nos detenemos en cómo despedirnos de manera significativa, más allá de un correo o un pastel? Leer el artículo “A retirement celebration boosts company culture” de Emma Radebaugh (EBN) me hizo reflexionar sobre cómo podemos transformar este momento en algo humano, inclusivo y sostenible para todos. Les comparto mis aprendizajes:


  • Reconocimiento genuino: No basta con un correo o un trofeo. Lo que realmente genera impacto es celebrar los hitos de la carrera del colaborador con historias, fotos y momentos compartidos que muestren su contribución real. Hay que preguntarnos: ¿qué aprendimos de esta persona como empresa y equipo? ¿Cómo sus acciones, decisiones y aprendizajes seguirán ayudando a construir la organización en el futuro? Por ejemplo, un colaborador que lideró un proyecto complejo puede compartir sus estrategias y errores, dejando un legado práctico para los equipos que vienen.

  • Involucrar a todos los equipos: No es solo tarea de Recursos Humanos. Que compañeros directos, remotos o de otras oficinas participen con mensajes, fotos o anécdotas transforma el retiro en un momento de conexión y cultura compartida. Para que esto funcione de manera genuina, es fundamental trabajar desde antes en la cultura del equipo: fomentar la comunicación entre áreas, promover la empatía y el sentido de comunidad. Si no hay cultura previa, será difícil que los equipos participen activamente cuando alguien se jubile.

  • Aprender del legado: Las jubilaciones son una oportunidad para transferir conocimiento y aprendizajes a las nuevas generaciones. Escuchar qué funcionó, qué desafíos enfrentaron y cómo tomaron decisiones permite mejorar procesos y guiar a los talentos más jóvenes. Por ejemplo, se pueden organizar reuniones donde el colaborador senior comparta sus experiencias y recomendaciones; luego, estos aprendizajes se incorporan a programas de desarrollo interno y mentorías, asegurando que su legado permanezca vivo en la empresa.


Cuidar que la jubilación sea un momento humano, inclusivo y emotivo nos recuerda que el talento senior construyó la organización y que su legado sigue vivo en cada equipo. Rara vez encuentro artículos que aborden este proceso desde esta perspectiva, y creo que es valioso porque nos invita a pensar más allá del papeleo y las formalidades: 


¿Cómo podemos hacer que la despedida sea un espacio de aprendizaje, conexión y reconocimiento real para todos?


 
 
 

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